lunes, 28 de abril de 2008

TIEMPO DE HAMBRE (I)

TIEMPO DE SEMBRAR

Con esta nueva mamarrachada que han impuesto las transnacionales de hacer combustibles a partir de granos, se avecina la peor hambruna que haya conocido la humanidad.
No es alarmismo. Tan solo en el último año, el precio del arroz se ha triplicado y el del maíz por lo menos se ha duplicado.
Llevamos mucho tiempo perdido tratando de encontrar alguna salida al ataque de las transnacionales en todos los campos.
No hay manera de hacerles frente de manera directa.
Pero se puede hacer de otra forma.
Vamos a suponer por unos minutos que en las azoteas, en los jardines, en las macetas, se sembraran maíz y frijol.
Tenemos una gran cantidad de plantas de ornato que pueden ser suplantadas por cultivos productivos.
La gente en general diría: ¡Ay, sí! ¿Y cuánto maíz puedo cosechar en mi azotea?
La respuesta suena sencilla: por poco que coseches es más del que tienes ahora.
El tiempo que se le dedica a las gardenias, los rosales, los geranios y demás, bien se puede dedicar en parte a cultivar alimentos.
Por el momento, puede ser considerado como un "hobbie", una afición.
En el futuro --muy cercano-- será --ya es-- una necesidad impostergable.
Así que, ¿por qué no comenzar hoy mismo?
Las azoteas, los baldíos, los jardines privados y otras superficies hasta ahora de adorno, pueden producir un gran alivio para la hambruna que ya está aquí.
En serio.

miércoles, 23 de abril de 2008

SUE THEM!

Independientemente de los problemas propios de cualquier Nación en desarrollo, México progresaba a buen ritmo a partir de la Segunda Guerra Mundial.
Hasta entonces, nos concretábamos a tener líderes, ya fueran veraderos, fabricados o impuestos.
Sin embargo, a partir de Miguel de la Madrid, descubrimos una nueva casta de genios y geniecillos educados (¿?) en Harvard, Yale, MIT y otras chuladas caras, bonitas y en general inútiles --y muy perjudiciales-- del capitalismo Yanky.
Las cosas iban bien en los tiempos en que los gobernantes eran --cuando mucho-- egresados de una licenciatura en la UNAM.
Y entonces empezó la modernidad y con ella teníamos que tener lo último en administración pública: doctores, doctorcillos, doctorcetes, todos milagrosos, todos con la respuesta para salvar al país.
Salvarlo... ¿de qué?
El país marchaba más o menos bien, no había que slavar nada, solamente garantizar el desempeño eficiente del estado.
Nada más.
No había que vender nada ni comprar otro tanto.
Eso lo inventaron en Massachusets, no en el Centro Histórico.
Así las cosas, desde que los egresados de tales instituciones se hicieron cargo de la administración, nos hemos empobrecido, endrogado y bajado de nivel y calidad de vida escandalosamente.
Y pensemos que en Estados Unidos, si un profesional me falla, lo demando por "Malpractice".
Ergo, habría que demandar a Harvard, Yale, MIT y anexas, ya que sus productos intelectuales (¿?) nos han arruinado.
¿Puede haber mejor muestra de "Malpractice"?
¿Qué tal si les metemos una demanda (Sue them!)?
Por lo menos que cubran los gastos por las rateradas e imbecilidades que han cometido sus brillantes pupilos.
Si ganamos la demanda, ¡qué bueno!
Si no, por lo menos que se lleven a su gente y que firmen un convenio de que no nos volverán a enviar la basura que producen.
SUE THEM!

miércoles, 16 de abril de 2008

LEGISLAR A LO IMBÉCIL

Se desea pensar que un legislador --de cualquier partido político-- es una persona preparada y, desde luego, adecuada al puesto que ocupa.
Pero todo queda en un deseo.
Los legisladores son todo, menos representantes populares.
La ley anti tabaco así lo demuestra plenamente.
Es un ABSURDO TOTAL que se prohiba el cigarrillo en una ciudad donde cualquier pelado deja conectada su alrma "sensible" y ésta suena cada vez que se le pega la gana, causando un caos mental VERDADERO y COMPROBADO en el sistema nervioso de cualquier persona a su alrededor.
Si uno camina por la calle tiene una alta probabilidad de terminar dentro de una coladera destapada o bien, con una fractura de cadera al pisar una banqueta levantada.
Los automovilistas se pueden estacionar donde quieran y como quieran, empezando por las banquetas.
La delincuencia --incuyendo a la policía y muchos políticos-- está más activa que nunca.
Pero, estos señorones, representantes de ideas baratas de países mugrosos del primer mundo, prohiben el humo del cigarrillo.
Definitivamente, no hay un límite a la imbecilidad humana, sobre todo, cuando el imbécil se esfuerza cada día más en serlo.