sábado, 24 de mayo de 2008

VERY, VERY RIDICULO

Mi colega alemán caminaba a mi lado por Coyoacán.
Disfrutábamos lo poco que queda al peatón, que son trozos de banqueta.
Horst comentó:
--He escalado el Popocatépetl y en verdad es menos peligroso que estas calles. Por lo menos, para escalar va uno preparado, aquí no.
--No será para tanto. Unas cuántas coladeras abiertas, los adoquines levantados y los bloques de banqueta casi a medio metro del suelo no son gran cosa. Imagino que en Alemania es más o menos igual, ¿o, no?
Intentó responder pero en eso pasaron dos micro buses echando carreras y el ruido infernal de sus escapes cromados no permitieron que Horst hablara aún varios minutos después de que los monstruos habían desaparecido, pues las alarmas que habían disparado permanecieron en el ambiente.
Huímos a una calle menos transitada.
En esta, hubimos de bajar al arroyo pues los automóviles estacionados sobre las banquetas impedían el paso.
No nos asaltaron, ni nada y por fin llegamos a un restaurante de comida típica.
Horst pidió una cerveza y yo un Jarritos pero no había así que me bebí una Pecsi.
Saqué distraídamente un cigarrillo y un mesero se acercó, solícito:
--Perdone, Señor, pero está prohibido fumar.
Horst sonrió.
--¿Qué te parece?
--No me lo van a creer en casa.

No hay comentarios: