La gente --ignorante-- ha demostrado lo sencillo que es ser manipulado. Se necesita ser muy creyente para pensar que un cubre bocas barato puede detener un virus. Se necesita ser muy tonto para lavarse las manos y los utensilios al tiempo que se maneja el dinero sin precaución alguna.
Pero, como experimento, resultó.
La próxima vez la manipulación será más sencilla todavía. ¿Qué tal un virus que entre por los ojos o --mejor aún-- a través de la piel? Entonces se dirá que hay que permanecer en casa ¿cuánto? ¿Diez días? ¿Veinte?
Si esto no es terrorismo de estado, ¿qué lo es?
La única vacuna disponible es el pensar. Pensemos un poco antes de hacer caso a nuestras autoridades, desautorizadas en todos los renglones posibles.
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