lunes, 30 de junio de 2008

CARRERAS DE MICRO BUSES, APUESTE Y GANE (I)

Ahora que están en boga los juegos y sorteos de todo tipo, los "book", "bingos" "pingos" y demás, estoy dispuesto a compartir con quien lo desee la primicia para un gran negocio:
Apostar a las carreras de microbuses.
Por ejemplo, ustedes tienen su humilde mansión aquí en Coyoacán y yo tengo la fortuna de que la calle donde habito, forma parte del autódromo donde compiten diariamente varios microbuses, decenas de veces al día.
Debido al privilegio de estar situado a escasos metros de la pista, conozco a la perfección los horarios de todas sus "corridas", reconozco los vehículos, ya sea por la parafernalia de fórmula uno que utilizan: tolvas, "spoilers", escapes ultra abiertos y cromados; o bien, por el nombre de la escudería que ostentan en el parabrisas y en el medallón de cada bólido: "Scarleth", "Me va extrañar", "Mi Nena", "El ausente".
Pues bien. Conociendo los horarios y las habilidades de los pilotos, quienes, en una sola cuadra logran levantar velocidades --y ruido y polvo y olor a gas-- de manera en verdad sorprendente, puedo alquilar los balcones y terrazas de mi humlde mansión, así como las azoteas y hacemos un
"Micródromo", o sea, una suerte de hipódromo, pero con microbuses.
Hacemos quinielas, ponemos un bar, un restorán --aquí en Coyoacán los permisos de uso de suelo casi siempre están promoción--, alquilamos la calle para estacionerse mochándonos con franeleros...
Lo tenemos todo, y, lo más importante: la emoción de ver como tres microbuses --de diferentes rutas-- se juegan la vida y la de sus pasajeros con tal de logar la gloria de llegar a la esquina primero.
Ojo, este puede ser un negocio redondo.
Y ya está todo allí.

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